LA MEJOR

Llevo ya un puñado de horas con South Park, ahora que por fin se edita en nuestro país a un precio cojonudo (21'95 la temporada, aprovechen las rebajas) a pesar de salir a la venta sin ningún orden lógico.

Bueno, el caso es que Parker & Stone no sólo mejoran año tras año, los personajes maduran (si por madurar entendemos ya no solo cagarse en las cosas de niños de las cuatro primeras temporadas) y el nivel de barrabasada logra unas cotas nunca antes alcanzadas.

El otro día, ventilándome la temporada ocho (viva el desempleo) en un santiamén comprobé que aún puede faltar lo mejor. En el sexto episodio, The Jeffersons, la muchachada se encuentra con Michael Jackson e hijo mudándose al pueblo. Lejos de convertirse en una situación llena de tópicos la trama se centra de manera brillante e hija de puta (claro) en el hijo del ex-rey del pop, marginado por un padre que lo único que quiere es vivir en la infancia que nunca tuvo. No hace falta saber quien se convertirá en el mejor amigo de MJ en todo el mundo, ¿eh?

Pero como digo, el nivel no sólo se mantiene y el episodio que sigue al de arriba (Futuristas de mierda) te golpea donde más duele: un puñado de gente del futuro llega al pueblo en busca de trabajo porque en el futuro los empleos son una puta mierda. La solución que encuentran los habitantes de SP para evitar que haya un futuro es una aberración de esas que te hacen aplaudir con las orejas.

Como en el episodio final de temporada, el clásico con ambientación navideña que durante los primeros cinco minutos te hace levantar una ceja, como desconfiando, hasta que ya se desfasa todo de manera tan brillante como inesperada, porque estos hijo putas son muy retorcidos.

¿A qué viene este post? Pues para gritar muy alto que a pesar de Los Simpson, de Futurama, de Robot Chicken, de Padres de familia o made in USA, de los Venture Bros, de Metalocalypse, de Looney Tunes, de Pixar, de Disney, de Dreamworks, de Ice Age, El gigante de hierro... nunca nadie, jamás, llegará a brillar a la altura de estos muñecajos recortables y planos porque nadie puede ser más hijo de puta, y el triunfo del hijoputismo es algo de lo que nos tenemos que alegrar, al menos en el campo de la animación televisiva. (y si no miren el post anterior)

¡Larga vida a South Park!