ATMÓSFERA ÉPICA

Ya estoy aquí tras unos días de turismo con el Perezoso dispuesto a tocar los cojones al personal, pero ahora precisamente no porque The Verve ha sacado un discazo que no me esperaba para nada y me ha pillado por sorpresa.
Recuerdo que hace más de diez años me compré Urban Hymns como muchos, por una canción que resultó ser una tontería, una anécdota dentro del mundo de la banda: descubrí que el psicopoprock orquestado que hacían (y vaya si lo siguen haciendo) sólo era el gancho para el público: dentro de aquel disco estaban, esperando a enamorarme, Weeping Willow, This Time, Velvet Morning o Space and Time. Luego me encontré en aquel disco que me había comprado poco tiempo antes y que había escuchado más bien poco, A Northern Soul, alguna de las canciones más fascinantes que había escuchado entonces. Y así llegué al debut, que sigue siendo el que menos me gusta, por bizarro supongo. Once añazos después del glorioso tercer disco llega "el cuarto", y mira tú que cosas, es prodigioso.
Richard Ashcroft publicó en el año 2000 su debut en solitario, Alone with Everybody, un disco que me gusta mucho y que fue una trampa: ni Human Conditions ni Keys to the World están, ni de lejos, a la altura de un disco notable que en comparación con el resto de su discografía en solitario acaba resultando sobresaliente.
Volviendo a Forth, que arranca con uno de los temas más impresionantes de la banda (a medio camino entre A New Decade y The Rolling People), Sit & Wonder, el excelente disco de la banda capitaneada por un Ashcroft en plena forma es un vendaval de himnos urbanos que consigue que te creas que aún tienes veinte años cuando escuchas cosas como Judas o I See Houses.
Noise Epic, ¿no es el título más bonito del año? Hostias, de verdad que pensaba que la reunión de la banda era algo comercialote y de mal gusto (los discos de Ashcroft eran un mal augurio) y me encuentro con uno de los discos del año y con unas ganas locas de ver a The Verve en directo. Cuestión de atmósfera.

Un 9'5