RED EYES
Así tengo los ojos, lágrima fácil hoy.
Pasado ya un tiempo prudencial, los chavales siguen emocionándome al ver como "destrozan" Raul Meda, el enviado especial de Antena 3 a Japón, en uno de los momentos más divertidos del campeonato (fuera de la Sexta, calro está)
Aunque para divertidos, Lagarto e Itu disfrazados antes del recital español.
Lo cierto es que desde el primer ataque español quedaba claro que el oro era nuestro: asistencia para que Felipe machacase el aro a dos manos, algo no demasiado habitual en el gladiador cordobés, que si bien no sobrepasa los dos metros "sobrados", rebaña el aro como nadie, Carlitos "Iron Man" Jimenez a parte, claro. Diez puntitos para él.
Si Felipe, que había jugado poquísimos minutos por esa maldita costilla empezaba así, a los griegos solo les quedaba rezar.
Y otra de Felipe, anotaba él y liberaba un poco la presión de los primeros fallos de Garbajosa y Navarro, que después dieron un clinic de esto del basket y anotaron entre los dos cuarenta puntos (20 y 20), más de la mitad de los puntos totales españoles.
Lástima, quien nos lo iba a decir, acabar la primera parte veinte arriba. El partido ya no existió nunca más.
Tercer cuarto para olvidar (eso si, tampoco lo perdimos, No hemos perdido ni un solo cuarto en todo el mundial. Creo) y último para llorar. De emoción. Cada triple, cada canasta, cada rebote, cada falta a nuestro favor era un ingrediente más para la emoción inolvidable que te hace llorar por ser testigo de algo tan espectacular, emotivo y mágico.
Pues si, somos el mejor equipo del mundo.
Por fin.
5 comentarios:
Amén, Libertino, Amén.
Un nudo en la garganta a cada plano de Gasol llorando de alegría en el último cuarto.
Otro nudo en la garganta al enterarme de que Pepu ha ganado el oro al día siguiente de enterarse de que su padre ha muerto. Lo de este hombre es para alzarle un monumento. Impresionante.
...
Yo tampoco tengo palabras, amigos.
Jamás me había alegrado tanto por un éxito deportivo. Esta gente es tan maja, tan normal y tan genial que se lo merece todo.
Gracias, chicos de oro. Gracias, Pepu.
Y gracias por dejarnos ver la celebración en el vestuario, con todos unidos como una piña y cantando. Es asombroso.
inolvidable...
me alegro de que la gozéis, hijos míos. Yo admito que desde la distancia me alegré, y es que no hay nada como vivir en el extranjero para sentir hondo a la patria.
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