ESPACIO PROFUNDO ABRAMS

Vaya zorro que es el guionista de Eternamente Joven, Armageddon, Dos chiflados en remojo o A propósito de Henry, ahora que reina en la televisión intenta llegar al olimpo hollywodiense a base de blockbusters rodados con pasión, garra y mucho amor.
Misión Imposible 3 era una descomunal aventura hipervitaminada, en Cloverfield (como crece...) ejercía de padrino del director de Mi desconocido amigo en el alto espectáculo y ahora reinventa una saga mítica y cuasi-sagrada (que se jodan los trekkies y que se jodan sus pijamas) a la que yo jamás presté un solo minuto de mi vida y mucho menos un puto euro.
Y Star Trek es, a falta de los estrenos de Crank 2 o Transformers 2 (vaya secuelada) la peli más cojonuda de lo que va de año y lo es porque su director traslada sus inquietudes y los trucos de magia que revolucionan un par de veces cada semana la televisión al universo trekkie.
Puede que unos golpes de giro tan acentuados y un par de trucos "de la casa" ayuden a ver la peli como el piloto de la más grande odisea galáctica que jamás se verá en prime time catódico (no había visto unas naves tan cuadradas desde V, ¡viva!) pero se sale rápido de ahí echando un ojo a alguna de las fabulosas set pieces de la función: el prólogo, emocionante de cojones y eso que llegamos al final, las transiciones Iowa-Vulcano, las carreras contra policías del futuro a ritmo de Beastie Boys, la secuencia de la plataforma aérea (Spielberg, vaya mierdaza te marcaste con Indiana 4)... todo es grande y nítido en pantalla, que gozada.
Desde que confesara que "la película NO sería para fans" Abrams se gana mi respeto, las expectativas aumentan y una vez vista siguen ahí, queremos más.
No puedo despedirme sin alabar a Michael Giacchino y a su música, vaya subidón.
Roar!!!