MOSQUIS, UN METAJUEGO!!!

Springfield, metalenguaje y ultrarealidades intervirtuales.
Más o menos así se explica el videojuego de la familia amarilla más famosa y amarilla de todos los tiempos.
Con un dedo de menos la familia Simpson se mete de cabeza en la aventura, como diría Bonorl, más increíble y más acojonante de su carrera en el mundo del videojuego. Es decir, que al final del juego y tras SPOILER salvar a sus “ellos” de ocho bits tienen que rendirle cuentas al creador. No, no a Dios. Le rinden cuentas a Matt Groening.
A Dios se las hacen pasar canutas también, pero será más tarde. En el cielo. Después de machacar a William Shalespeare.

FIN SPOILER
Y el final es asombroso, doloroso y probablemente real, pero no lo cuento para no putear a todos aquellos que os lo estéis haciendo ahora.
Para empezar diré que Los Simpson, el videojuego, tiene probablemente el mejor guión de todo el año que se acaba: ni Assassin’s Creed ni Uncharted consiguen aproximarse a la complejidad de la aventura de la familia Simpson que mira tú por donde, falla en los mismos aspectos que estos otros juegos que realmente son next-gen: la maldita cámara, la maldita perspectiva.
Afortunadamente, en el caso del juego que nos ocupa los guionistas (los mismos que en la serie) saben sacar punta a todos los defectos y a todos los clichés, siendo este último aspecto digno de medalla: cada vez que pasa algo “típico” aparece el dueño de la tienda de cómics de Springfield resaltando el pedazo de cliché que acabas de presenciar, toma humor azabache marca de la casa.
En resumen: si se hubiera mimado un poco más la cámara y el sistema de hostiar a los enemigos estaríamos delante de uno de los 5 magníficos del año. A nivel jugable puedes terminar hasta el ojete de morir una y otra vez, pero coño como engancha.
Eso sí, merece la pena la compra porque insisto, los diálogos son memorables.
Y las voces de la serie española, lo cual es un puntazo.
Un 8