GAMBITEROS

Vaya matu liaron anoche The Horrors en su visita al Moby Dick Club.

Estábamos avisados de la escasa duración de sus shows y de la "interactividad" de éstos (que si pintura negra sobre el público, que si alquitrán...), pero nadie podría sospechar que a los veinticinco minutos de concierto los responsables de la sala gritasen: Hasta aquí hemos llegado.

Entre tanto, Faris Rotter, el vocalista, destrozaba (gran) parte de la sala, usaba la bola de espejos como un balón de Nivea e intentaba ahorcarse con las cuerdas del techo del local sin lograrlo, solo algún golpe importante y una nariz rota entre la audiencia.

Tengo que volver a gritarlo: me gusta mucho el disco de los chicos, pero el directo es otra cosa.

Un concierto de los Horrors se queda en anécdota musical y experiencia divertida, y aunque sean unos niñatos con ganas de llamar la atención... que coño, lo consiguen.

Y si no, pasaos por el Moby y preguntad a ver que tal...