

La continuación del divertido catálogo de muertes conejiles de Andy Riley es tan divertido como el original.
Puede que un poquito más moderno en cuanto a referencias
cinéfilas (la de
Alien es divertidísima, pero no la encontré) y con detallazos como un conejito bien agarrado a la guitarra de
Pete Townshend antes del gran CRASH!!!
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